martes, 13 de marzo de 2012

Ven


Ven a mí esta noche,
desnúdate en mí
niño de la mirada triste
y llena mi brazo izquierdo
de tu tristeza más dolorosa.
Llena la línea roja de mi sábana,
abriga mi desnudez
y desnúdate en mí
con un viento
que nos rompa los huesos.
Saca de mis costillas
este resorte,
mete en mi costado tu brazo
recordame vivo.
Mancha mi cuerpo desnudo
con tus ojos grandes y funestos,
tus ojos tristes y manchados,
ven niño mío
y rómpeme la luna en el pecho
juega con mi torso izquierdo,
ven a mí esta noche
y rompe la noche entera.

Las pequeñas cosas

Este mar de inmensos azules,este mar que palpita en mí con sus incesantes aplausos y su aroma a muertos. Este mar plano con sus secretos iridiscentes, reposa en mí sin saberlo.
Detrás de este charco inmenso se esconden las manos agrietadas de aquellos hombres que me acompañan. Ahí detrás del manglar solo existe espacio para hombres sucios, para tipos sin nombre, para bestias aniquiladas, derrotadas en sus ansias, en sus tiempos, derrotadas por sus manos.
Pequeñas hebras de mar mojan sus zapatos sucios, olores a perros muertos perfuman su escondite, solo las aves de rapiña pueden ver a estos hombres, solo las aves líricas y funestas pueden oler la mierda acumulada noche tras noche.
Ahí descansan los hombres después de la línea de piedras, después de dejar sus huellas sobre la arena blanca, huellas que serán marcadas y borradas, vueltas a marcar y vueltas a borrar, pues siempre habrá lugar para uno más.
Este mar verde, de árboles viejos y meditabundos no hace otra cosa que guardar secretos.

Las Estaciones y Villafañe. Por David Rocha



“… porque Cuba es un hermoso  país para encontrar a los amigos. Y porque Cuba es un país donde todos quieren a Javier Villafañe.”
Gustavo Roldán

No se puede hablar del teatro de títeres en América Latina sin referirse a la figura de Javier Villafañe, poeta y titiritero argentino con una prolífera e importante obra literaria dedicada en su mayoría al mundo de los niños.

Sus textos incluyen la poesía en la que sobresale su primer libro El gallo pinto editado en 1944, guiones para el teatro de títeres donde encontramos, por mencionar algunos, El caballero de la mano de fuego y La calle de los fantasmas ambos forman parte del repertorio de los clásicos en el teatro infantil de Latinoamérica; Libro de cuentos y leyendas (1945) es una recopilación que hace el maestro titiritero de algunas historias fantásticas de América del Sur y por último, pero no menos importante, Don Juan el zorro su única novela dirigida a los jóvenes. Además Villafañe tiene una extensa obra para adultos escrita en prosa y verso.

Con su carreta La Andariega, su amigo Juan Pedro Ramos y la Guincha, mula que los guiaría en su aventura, comienza su camino de trashumante por todos los rincones de América del Sur, después de unos años su trabajo lo llevaría a Europa y el Caribe, incluyendo en 1975 La Habana.

A cien años de su natalicio Teatro de las Estaciones le rinde homenaje a este maestro latinoamericano con El gorro color de cielo, espectáculo basado en Lacalle de los fantasmas y El casamiento de Doña Rana, escritos por Javier Villafañe.

Cuatro titiriteros cuentan la historia de Juancito y María y de Don Sapo, quienes se enfrentan en diferentes situaciones al Diablo de las tres colas. En el primer caso el Diablo y los fantasmas asustan a María y raptan a Juancito, en el segundo es a Doña Rana a quien raptan. Nadie puede vencer al malévolo personaje hasta que los titiriteros consiguen el gorro color de cielo de Villafañe, se lo ponen y explota.

En este espectáculo el grupo opta por un texto que se acerca al género de la farsa, con una estructura de “fábula sencilla con parlamentos cortos y situaciones muy bien definidas”[1], encontrando al personaje de el Diablo como nexo entre ambas historias y colocando a los titiriteros como hilo conductor de la trama.

Las relaciones en torno a la astucia, la sorpresa, los juegos de engaños, el derrotero de imaginación y la síntesis dramática concuerdan con la síntesis plástica requerida por el teatro de títeres.

Esta concordancia entre estructura dramática y plasticidad pone en primer plano al títere de guante, debido a la pontecialización de su expresividad, mientras el títere de barra queda en un segundo plano.

Ambas técnicas titiriteras son usadas en el espectáculo, ambas tienen biomecánicas diferentes y por ende maneras de expresar y manipular distintas. Por un lado el títere de guante permite movimientos variados, orgánicos y fluidos , como por ejemplo mover la cintura, la cabeza, agarrar objetos con las manos, entrar y salir de escena por cualquier parte del retablo.  Esto queda claro en la escena en que Juancito se enfrenta con los fantasmas, quienes entran y salen inesperadamente por diferentes partes del retablo.

Mientras que el títere de barra permite un movimiento rígido, que el diseñador  Zenén Calero logra dinamizar articulando algunas partes del títere, específicamente los ojos, la boca y las alas, tratando de lograr un balance visual. Los personajes de los dos grillos, la luciérnaga, Don Sapo y Doña Rana son llevados a esta técnica logrando la síntesis de sus movimientos, es decir los saltos, lo que permite entrar y salir de escena de arriba hacia abajo.

El retablo está diseñado de tal manera que sirva de escenario para las dos historias. Arriba para los títeres de guante, este caso Juancito y María, y abajo para los de barra, Don Sapo y Doña Rana. Zenén construye el escenario para títeres de tal modo que es aprovechado en su totalidad, tanto la parte inferior como la superior, no sólo por los muñecos sino también por los titiriteros en el momento de contar la batalla de Don Sapo y la Araña, ya que utilizan una parte del retablo como especie de proyector de imágenes que sirve de apoyatura a la narración.

En el año dos mil Teatro de las Estaciones llevó a escena este espectáculo en las manos de Rubén Darío Salazar y Migdalia Seguí. Esta vez es el elenco joven, junto a Migdalia quienes dan vida  a los muñecos.

La experiencia en el teatro es fundamental y si de esto hablamos se ha comprobado que este grupo la tiene; tomar riesgos también es importante si de arte se habla. Rubén Darío Salazar, director de la obra, decide con su experiencia tomar el riesgo de unir la juventud escénica de Yaitma González y Aniel Horta, con la madurez teatral de Migdalia seguí e Iván García quienes logran una troupe de titiriteros equilibrada, aunque en ciertos momentos se note cierta disonancia en los modos de actuación.

Los actores más jóvenes muestran cierto cliché en sus voces utilizando registros muy graves o muy agudos y en algunos momentos actúan de manera aniñada para interpretar sus personajes, esto es una forma de actuación recurrente en el teatro infantil.

La caja de los juguetes (2003), La Virgencita de Bronce (2005), El patico feo (2006), Los zapaticos de Rosa (2007) y Federico de Noche (2008) son las puestas en escena con las que este grupo matancero ha logrado llegar a la cumbre de sus propuestas escénicas y establecer una estética propia, caracterizada por el preciosismo de los diseño de Calero, por la integración escénica de los actores y actrices y por la belleza estilística de los textos de Norge Espinoza y la asesoría de Yamina Gibert.

Esta vez Salazar propone una puesta en escena sencilla, de espectacularidad reducida que dialoga con la tradición titiritera de América Latina y Cuba, además de basarse en lo que para Oscar Caamaño es el teatro de Villafañe: “Javier Villafañe es el inventor de un estilo de títere de guante, apegado a un repertorio reducido, muy ligado a lo popular, y caracterizado por la economía de recursos escénicos.”[2]

Maese Trotamundos, títere con el que Villafañe presentaba sus espectáculos, es fraccionado en la presencia de los cuatro titiriteros quienes cumplen la misma función y además se retoma la forma métrica en la que Javier escribía, el verso, pero esta vez no se utiliza para entablar diálogos sino que se canta el romance del Señor titiritero. También el sentido de lo popular se retoma en la interacción de los titiriteros con el público y la participación de los niños en la resolución del conflicto.

Teatro de las Estaciones con esta puesta en escena, demuestra un dominio amplio sobre la obra del maestro titiritero argentino que incluye, además de sus textos, la estética que este propuso y la trascendencia que ha tenido en el mundo entero, además demuestra la unión e influencias de la tradición de títeres de Latinoamérica y Cuba. Desde mi butaca mis más sinceros aplausos.
La Habana, Cuba. Enero 2009

[1] Yudd Favier: “Hay solo bueno y mar de espuma… llegamos a Matanzas”
En Tablas 2/08, p.8
[2] Oscar Caamaño: “Dramaturgia para títeres en Argentina”
En Tablas 2/96, p.4

domingo, 11 de marzo de 2012

Retrato de familia. Fragmento de Antígona encerrada




Mi padre sentado a la mesa
sin ver el plato de comida
yo tomándole la mano
quizás para no atormentarlo mas
mi padre siendo polvo
convirtiéndose en un inválido
con las manos ásperas de tanto trabajar
con las arrugas marcadas por el tiempo
el padre que nunca me vio sonreír
siendo comido por la vida.
Mi madre abuela
no sé como decirle
de niña nunca pude mirarle a la cara
su voz para mí es casi irreconocible
pidiendo un pecho para amamantarme
pidiendo vida, paz, agua
y ella sentada a la mesa
provocando a la muchedumbre
dictando con sus piernas la comida,
el día a día
tratando de sobrevivir
y buscando la forma de olvidar a mi padre.
La única que me queda es mi hermana menor
Ismene
la niña tierna que se me pierde en arrullo
la niña que va creciendo poco a poco
y se me convierte en mujer
ella también en la mesa
y yo pensando en tejerle un par  de nubes
buscarle una golondrina
y prenderle la luna al pelo
donde se ha metido mi hermana?
Por que me ha dejado tan sola?
El mar no es nada sin la espuma
sin el viento que sopla y mueve al mundo
donde está mi Ismene
donde se ha metido el pedazo
de mi alma viva.
Mis hermanos
siempre pensando en algún día comerse el sol
sentados a la mesa
tratando de comer elefantes,
tratando de comerse el fuego,
tratando de comerse el vacío.
Ha muerto mi padre
y la casa entera se viste de luto
luto nacional por la muerte del rey!
mentira
el luto ajeno no se sufre
quien no haya vivido un muerto
no puede sentir el dolor del otro
los muertos se cargan aquí
en la mitad de las entrañas
los muertos se guardan como secretos vivos
porque los muertos amados nunca mueren
se te quedan metidos en la carne
luto nacional, el rey a muerto!
y con él muere mi madre
herida por sus trenzas
herida por la asfixia
contrae sus músculos
colgada al techo
y se llevan a Etéocles del palacio
nos lo arrancan de la mesa
y Polinices sufre el rapto del hermano
e Ismene llora los lamentos del hermano
y yo peleo por la salida de mi hermano
pero nadie puede entender cuando un hermano esta lejos
nadie siente el mismo rincón vacío
nadie siente el plato abandonado
y ahora Polinices, mi Polinices muerto
los dos hermanos en el suelo
heridos por sus propias manos
los niños
que en otro tiempo fueron felices
hoy se enfrentan en duelo mortal
como quieren que no luche por lo que amo?
como quieren que vaya en contra de lo natural?
como quieren que yo no acuda al llamado de los dioses?
Como quieren que obedezca las leyes de un hombre?
si pelear por el amor es guerra, créanme que yo soy la guerra misma.
Al parecer nuestra familia
tiene el don de la muerte.


viernes, 9 de marzo de 2012

El hombre y la ciudad


Dicen que el mundo se acaba
pero se acaba más rápido el frio
y tu beso.
En esta ciudad la noche es más noche,
a veces el día es más noche
cuando se apagan tus ojos.
Recuerdo la ternura del ladrillo rojo
de la espalda desgarrada ante mi mano
la ternura del cuerpo inerte con la respiración agitada,
se me cae la muerte y  la vida
de las arrugas de la boca.
En esta ciudad los edificios se construyen con clips,
las calles se caminan con clips,
los niños tienen manos de clips
y los amores tienen labios de clips.
Nuestros dos seres eclipsados en palabras
en la reminiscencia al plato limpio
a la comida del domingo que se hartarán otros
a no querer lavar la ropa
y tenerte el fin de semana para mí
dormido entre estas cuatro paredes
que hoy me diluyen los ojos,
como duele este espejo
que ya no me refleja
que me refleja borroso
como si me estuvieran botando las arrugas
como si esta ciudad se me olvidara con tus besos
esos besos que aun no nos hemos dado
tal vez si ya no te fueras
tal vez ya te fuiste
tal vez no te sujete tan fuerte de la piel
y ahora se te deshacen las ganas
Pero, por qué no me dijiste?
siempre esta ciudad llena de lápices
llena de plumas,
llena de tus pasos borrados,
llena de tus pies corriendo,
llena de otras ciudades
que no se conocen
de hombros que se empujan en la calles
de hombres que no se conocen en la calle
de calles que no conocen a los hombres
pero todos  terminan en el mar.