He arreglado mis libros y los he
puesto uno al lado del otro, he visto pasar mi vida resumida en las vastas
páginas enfiladas en el librero. He visto mi vida y tus besos.
Esta noche recuerdo tu
respiración a mi lado, recuerdo mi brazo cuidando tu cuello, besando tu cuello,
murmurándole algo a tu cuello, vos durmiéndote en mí, dormido debajo de los
caballos azules y amarillos, dormido sólo para mí en nuestra playa sin mar. Yo acariciando
tus cejas, respirándote, viendo tu perfil de hombre dormido, teniéndote tan
para mí.
He arreglado mis libros y escribí
en alguno la idea vaga de nuestro amor de antaño: Te
besaré frente al Teatro Variedades, te besaré en 1931 antes que el terremoto
del martes santos destruya el eco de Raquel Meller cantando La Violetera, te
besaré en las lágrimas de Managua... y entonces sabrás cuanto te amo.
Y los
libros se quedan ahí, inmóviles, impávidos y me acompañan esta noche mis
recuerdos, los abrazos que no te dije, las palabras que no te di, me acompañan
mis zapatos mojados con el agua de esta ciudad que ya no reconozco mía, mojados
del deseo de tenerte … aquí.
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