miércoles, 14 de enero de 2015

Hablo por mi NO diferencia

"(...) Hay tantos niños que van a nacer
Con una alíta rota
Y yo quiero que vuelen compañero (...)"

"Manifiesto" de Pedro Lemebel

Como homosexual debería estar acostumbrado a los ataques homofóbicos recibidos desde siempre pero aún no me acostumbro. Mi día a día comienza al desayunar con mi abuela y después salir a tomar un bus que me lleva hasta mi centro laboral, en el bus hay de todo y uno escucha, mira y siente cualquier cantidad de sensaciones mientras el busero frena y acelera.

Hoy mi realidad, una vez mas, ha superado la ficción que me invento. Me subo al bus y busco el fondo, pues casi siempre está vacío y logro obtener un asiento. Llego al fondo después de una faena de cuerpos apretados olorosos a sudor matutino, crema y perfume barato, llego al fondo y me paro al lado de una señora que carga a un niño como de 9 años. Detrás de la señora un hombre sentado me mira de pies a cabeza, yo tengo puestas mis meggings una prenda poco usual en los hombres nicaragüenses.

Resulta que el hombre es el padre del niño, lo llama y este se va a las piernas del padre, le dice algo al oído y el niño me mira de pies a cabeza. Yo observo todo con el rabito del ojo simplemente porque ya es rutinario ese tipo de discriminación. Al lado de la señora hay un hombre, el hombre baja en la siguiente parada, la señora se desliza al asiento junto a la ventana, yo me siento en el asiento donde estaba la señora, el niño trata de sentarse (yo no percato y me siento primero) entonces el padre le dice al niño: No jodas chavalo! vos sos lento! lo hubieras empujado no miras que esa gente no vale nada.

Yo simplemente no supe qué responder...

Unas horas después pensando en lo sucedido llegue a la firme conclusión que solamente trabajando e incidiendo en el pensamiento de los niños podremos tener algún resultado de cambio. Solo dialogando con ellos, haciendoles ver que existen diversas opciones, que la vida no es blanco y negro, que el mundo va mas alla de lo que nuestro pensamiento soberbio y cuadrado puede construir solo así podremos tener una vida más digna, seremos mas libres, mas humanos, no tendremos miedo a las miradas, ni a las risas, ni a los dedos que señalan y se burlan, ya no veremos como una opción deslizarnos hasta un cine porno para chuparsela a cualquiera en medio de la oscuridad del humo del cigarro, ya no veremos como opción un baño público de cualquier centro comercial donde veremos algunos penes sacudirse insinuandonos el placer, solo así ya no nos veremos en la necesidad de entrar a los cyber sitios o descargar aplicaciones en nuestros smartphones y no poner fotos de nuestros rostros por miedo a que nos descubran, de preguntarle al otro: se te nota?, sos evidente?, cero plumas verdad loco?

Solo dialogando con nuestros hijos, con nuestros sobrinos, con nuestros nietos podremos borrarnos la "Q" de queer que nos han tatuado las teorías, la "Q" de raros, de diferentes, solo así evitaremos marchar un día al año con nuestros tacones y cuerpos desnudos para luego quedarnos 364 días metidos en los closet, en el mundo otro que nos hemos construido.

Esto sucede a diario y cada uno reacciona de diversas maneras, quizás enfrentar a nuestros agresores del cotidiano nos lleve a la violencia y quizás callarnos nos deje en el mismo lugar en el que estamos. Por eso pienso que el dialogo con los mas pequeños, con los que serán hombres y mujeres de mañana es una de las vías más efectivas para generar un cambio. Y mañana cuando seamos viejos y tengamos hijos gays, sobrinos gays o nietos gays puedan vivir mejor en un mundo sin diferencias.