jueves, 2 de febrero de 2017

Lirismo Cochón

A Persona Núñez García[1]
Uno
Este lirismo cochón huele a hombre sudado, a macho y loca sudando en un baño público como si la vida se esfumara por los poros. Este lirismo que confundirán con una voz poética cobarde y femenina, con un sujeto desdoblado en quien sabe qué palabra. Este lirismo que se queda escrito para siempre en mi cuaderno. Lirismo silente que no encuentra anclajes en monumentos, en edificios progresistas, en estampas, en escudos, en luces de neón, en besos públicos, en tardes de domingo.

Comprenderán, quizás, que este lirismo me deshoja como los tibios ríos de la muerte; como la lluvia metálica del asfalto urbano; como la asfaltada letra que nunca escribiré en un diario viejo.

Este lirismo cochón trastornado y sucio, de izquierda, centro, derecha, de hombres con raras costumbres, de cifras sidóticas y de hemorroides casuales. Este lirismo es tan solo es, es solo tan es lirismo este, acochonado y revuelto como las veces más que he besado a la muerte.

Dos
Una también ha sido rechazada. Se cree que en el guetto, en el mundo underground de las abyecciones, se cree que en el circo imperial de las plumíferas rarezas todos somos hermanos… Pero la verdad, la verdad es otra, quién es dueña de la verdad, ¿quién reconoce a la Drag Queen justiciera?

Tres
La electrificada urbe que deselectrifica. Se dañó la planta dicen algunos. ¡Si!, se nos dañó la planta de los pies por querer andar a oscuras sin vernos la palma de la mano. Se nos dañó también de marchar y marchar y marchar una y otra vez a la sombra de los próceres y los placeres patrios. La electrificada urbe se deselectrifica, ¿quién la electrificará?

Cuatro
¿Por qué vuelven las cosas? ¿Por qué miran las locas? Por qué este lirismo cochón que no será escrito en ningún diario viejo y sepia, en ningún diario bucólico y costumbrista románticamente exótico y oxidado. Basta con ser una mismo, uno misma y saltar la verja de los besos ágiles. ¡Saltemos la verja!, ¡Saltemos la verba!, ¡Saltemos la verga!, ¡Saltemos las cuerpas! Las cuerpas lánguidas de locas tercermundistas que se deslumbran ante el olor del detritus imperial. ¿Por qué marchamos? ¡Por el marxismo! ¿Por qué marchamos? ¡Por el comunismo! ¿Por qué marchamos? ¡Por la democracia neoliberal! ¿Por qué marchamos? ¡Por la calle rota y el hambre! ¿Por qué marchamos? ¡Por perras! ¿Por qué marchamos? ¡Por el Sarcoma y el Kaposi! ¿Por qué marchamos? ¡Por el lirismo cochón!

Cinco
Después de la tormenta viene la lluvia, la brisa, los estragos, el silencio y los llantos y después, mucho después viene la calma. Pero eso es mentira, es otra de las teatralidades múltiples que nos vende el grindr, el manhunt y el chat. Después del contacto viene otro contacto y así nos vamos contactando con la apostrofe del morbo, del sexo riesgoso y morboso, del semen desconocido contraído en el esfínter rojo. ¿Por qué marchamos? ¡Por el esfínter rojo! ¿Por qué marchamos? ¡Por el esfínter roto! ¿Por qué marchamos? ¡Por los tacones rotos! ¡Cochones sí, pero con dignidad!

Seis
La sidótica manía descontrolada. La chinfónica orquestación del esfínter rojo. La bala que me hiere es una bala líquida y blanca y si me hiere las plumas será bala con alma. Drag drag drag, queen queen queen. De dos en dos, de cien cien, de mil en mil. Drag drag drag, queen queen queen, vienen las locas cargando el fúsil. Un trozo de tus labios es casi como el infinito afecto de cargar la pesada ciudad cuesta arriba. En este travestido vacío se espermea la posibilidad sifilítica de una poesía trans: transoceánica, transportista, transvestida, transnacional, transpasada de moda, translúcida en su hastío de vaselina, transdivina en sus luces de neón urbano, translíquida, translíquida, translíquida. Transquilamente deshecha después de la lluvia.



[1]  Publicado en la revista Deshonoris Causa  número 47, junio-octubre 2016.

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